Organización y planificación productiva

30 / 07 / 24 Por: Jorge Maturana Hurtado, Presidente CChC Antofagasta
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Tras años de anuncios y preparación, el Corredor Bioceánico lentamente va tomando forma y cada día nos acercamos más a su puesta en marcha. Los esfuerzos de las autoridades de los diferentes gobiernos están rindiendo frutos en materia de conectividad vial y los proyectos del sector privado por su lado han hecho lo propio. Sin embargo, hay iniciativas que ameritan mayor organización o planificación sobre todo cuando se trata de la disposición de las cargas que se espera lleguen hasta nuestra región.

Es el caso de las toneladas de alimentos como carnes, frutas y verduras que serán embarcadas en las instalaciones del puerto de Antofagasta, mismo lugar donde se piensa “guardar” también contenedores con mercancías peligrosas. Hace algunos días nos enteramos que la Dirección Regional del Servicio de Evaluación Ambiental acogió a trámite la Declaración de Impacto Ambiental de un proyecto que busca modificar las instalaciones de ATI para habilitar una zona de acopios transitorios con este tipo de carga considerada peligrosa y, por ende, contaminante.

Si bien el proyecto considera entre sus objetivos la reducción de los tiempos de espera para despacho y carga, y reducir la cantidad de camiones en la avenida Grecia, no conversa con una visión de desarrollo sustentable o sostenible al aumentar la capacidad de almacenamiento para 200 contenedores con mercancía peligrosa en estado sólido, y 60 contenedores con mercancía peligrosa en estado líquido con propiedades inflamables, corrosivas, por nombrar algunas.

Este tipo de situaciones evidencia la falta de una política de desarrollo industrial sostenible con visión de corto, mediano y largo plazo, que tenga acciones claras con responsables asignados y que apunten al crecimiento productivo de las comunas sin comprometer más la calidad de vida de las personas que habitan nuestra región.

Por ejemplo, la Estrategia Regional de Desarrollo 2009-2020 plantea un conjunto de lineamientos estratégicos en el plano económico, pero no propone una forma concreta acerca de cómo avanzar hacia su cumplimiento. Plantea la necesidad de diversificar la producción y agregar mayor valor a nivel regional, pero no establece la forma de lograr dichas metas, es decir, no hay una política industrial para avanzar en la consecución de la estrategia establecida.

Como resultado la región no dispone de una política industrial que considere un plan concreto para avanzar en la dirección propuesta por la Estrategia Regional de Desarrollo que contemple al menos: un programa de inversiones en infraestructura habilitante para el desarrollo industrial; instrumentos de fomento para la atracción de inversiones y relocalización de las instaladas en zonas urbanas. Para el desarrollo empresarial: la transferencia tecnológica, la formación y reconversión de las personas, la innovación y el emprendimiento entre otros, que permitan desarrollar empresas competitivas; políticas públicas que contribuyan a mitigar el efecto de recursos antes mencionados y descritos; reformas al quehacer de instituciones que faciliten el desarrollo urbano, territorial e industrial de la región, como es el caso del Ministerio de Bienes Nacionales; y la construcción de un modelo de gobernanza de actividades productivas con la participación, entre otros, del sector público, privado, académico, trabajadores y sociedad civil.

Ante eso necesitamos trabajar conjuntamente en trazar una hoja de ruta que diseñe una política industrial con liderazgo y coordinación de intereses de los diferentes actores de la sociedad como los anteriores mencionados. De lo contrario será difícil garantizar una plena diversificación productiva y mucho menos asegurar una región y ciudades sustentables y sostenibles para las futuras generaciones.

Jorge Maturana Hurtado

Presidente

Cámara Chilena de la Construcción Antofagasta